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Si alguna vez te preguntaste en cómo la alimentación y/o la obesidad influye en la búsqueda y estadio de un embarazo, lo que sigue te puede interesar. ¿Cuáles son los niveles de masa corporal aceptables? ¿Qué recomiendan desde la OMS? ¿Cuáles son las propiedades de los alimentos que aportan beneficios? Leé el siguiente artículo e informate junto a especialistas.

Hay una frase popular que sostiene que “somos lo que comemos”, y que hace referencia a cómo la alimentación afecta y condiciona diferentes aspectos de la salud de una persona. Siguiendo esta premisa, la mayoría está de acuerdo en que llevar una dieta equilibrada y buenos hábitos siempre van a tener efectos positivos.

Ahora, supongamos las siguientes situaciones: una pareja decide buscar un hijo y una de las tantas preguntas que surgen tiene que ver con la alimentación; en otro caso, una mujer está por comenzar un tratamiento en una clínica de fertilidad y se cuestiona sobre sus hábitos alimenticios. ¿Deberán tener especial cuidado en la dieta? ¿Qué aspectos son importantes al momento de buscar un embarazo? ¿Existe alguna recomendación especial para aquellas personas que padecen algún desequilibrio alimenticio?

Si alguna vez te hiciste estas preguntas o conocés a alguien que esté en una situación similar, lo que sigue a continuación te puede interesar.

El IMC: conocé tu peso ideal

En primer lugar, es importante hablar de un concepto que no todos conocen y que es clave para entender la relación entre la alimentación y el estado de salud: el Índice de Masa Corporal, que resulta de la división del peso en kilogramos por el cuadrado de la talla en metros (kg/m2). Es un índice utilizado para clasificar el sobrepeso y la obesidad en adultos, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, que a su vez define el sobrepeso como un IMC igual a superior a 25, y a la obesidad como un IMC igual o superior a 30.

¿Por qué recomendamos prestar atención a este índice? Porque es la manera más efectiva de conocer si una persona padece sobrepeso u obesidad, así como también si alguien está por debajo del peso que es considerado saludable. Y, además, porque a la hora de buscar un embarazo, tanto el exceso como la carencia de alimentos (y sus determinadas propiedades), pueden tener sus efectos en la salud reproductiva.

Obesidad, un tema no menor

En la mujer, la obesidad repercute en la fertilidad porque inhibe su ovulación normal, por lo cual va a incidir en el tiempo en que la misma puede quedar embarazada. Lo que no quiere decir por su puesto, que no pueda lograrlo, solo que es probable que tenga mayores dificultades. Esto es algo, por ejemplo, que los especialistas en clínicas de fertilidad saben y deben sutilmente comunicar a la hora de comenzar un tratamiento.

En el caso del hombre, la obesidad también juega su papel y puede afectar a la calidad del espermatozoide. En particular, la grasa funciona como una glándula endocrina que produce hormonas y esas hormonas pueden generar alteraciones en el aparato reproductivo.

Ahora, en aquellos casos en los que ya se logró concebir el embarazo (sea de manera natural o con ayuda de un centro de reproducción), los efectos de la obesidad van desde la hipertensión a la diabetes gestacional incluyendo otros problemas como preeclampsia, infecciones del tracto urinario y amenaza de parto prematuro. Por último, también hay que considerar las consecuencias sobre la salud del recién nacido, que podría ser más grande que el promedio y con más grasa corporal que la normal, lo que aumenta el riesgo de síndrome metabólico y obesidad infantil.

Delgadez extrema

En el otro extremo, y de acuerdo a la OMS, una persona con un IMC menor a 18.5, es considerada con peso corporal reducido, por lo cual también puede ver afectada su fertilidad. Un bajo porcentaje de grasa corporal en la mujer, podría generar disfunción ovulatoria y alteraciones hormonales, disminuyendo de esa manera de las chances de lograr el embarazo por no lograr ovular, así como también mayores tasas de aborto espontáneo y mayor riesgo de parto prematuro en los casos en que el embarazo se manifestó. El bajo peso de una mujer embarazada, por otro lado, también podría traer consecuencias como parto prematuro y el nacimiento de bebés con bajo peso.

Entonces: ¿Qué comer antes y durante el embarazo?

Ahora bien, en la búsqueda del equilibrio en la alimentación hay una pregunta que trepa por la cabeza y no sólo a quienes trabajamos en un centro de reproducción: ¿cuáles son aquellos alimentos o elementos de los mismos que nos ayudan o favorecen a lograr un embarazo y sostenerlo de manera saludable?

Una vez más, es necesario hacer una distinción entre la etapa de búsqueda y aquella en la que se está transitando un embarazo.

En la etapa previa al embarazo, y con el objetivo de mejorar la calidad de los óvulos así como la implantación del embrión y desarrollo del feto, lo recomendable es incorporar alimentos que incluyan fibra (acelga, espinaca, almendras), hierro (soja, lentejas, carnes rojas) y Vitamina B (huevos, legumbres, cereales).

Durante el embarazo, de acuerdo a las recomendaciones de la OMS, lo más conveniente es llevar adelante una dieta que contenga “energía, proteínas, vitaminas y minerales obtenidos mediante el consumo de diversos alimentos, entre ellos verduras, hortalizas, carne, pescado, legumbres, frutos secos, cereales integrales y fruta”. Específicamente, se sugiere la incorporación de vitaminas A,D, C y E; y de minerales y macronutrientes como el Omega 3, Zinc, Selenio y Ácido Fólico.

CONCLUSIÓN

Conocer cuál es el Índice de Masa Corporal ideal, así como los alimentos que ayudan a la fertilidad y a llevar adelante un embarazo saludable, son herramientas fundamentales para todos aquellos que se encuentran con deseos de ampliar la familia. Y en esta tarea, la responsabilidad de los profesionales de la nutrición y de las clínicas de fertilidad, es clave para poder asesorar a los interesados a fin de lograr embarazos saludables.

Fuente: Cigor

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